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EL MERCADO DE LOS BIENES TANGIBLES DE COLECCIÓN

Texto José Luis Coca y José Torres

 

UNIVERSO DE CULTURA EXTENSIBLE A LA INVERSIÓN, LA RENTABILIDAD DE LOS BIENES TANGIBLES TRANSCIENDE LO ECONÓMICO. ES UN ASUNTO DE GENTILEZA Y DISTINCIÓN.

 

Ya son muchos los artículos que hemos publicado en esta revista (Coleccionismo & Inversión) desde el punto de vista económico y, más concretamente, de la inversión. El objetivo desde el primer momento ha sido dar a conocer un mercado más de inversión, el de los bienes tangibles de colección, que, como cualquier otro, hay que estudiarlo, conocerlo e investigarlo, ya que no deja de sercomplejo. También es verdad que dichos artículos, independientemente de sus autores, ya sean profesores, investigadores o directivos, han sido el fruto de muchos estudios e investigaciones que se han presentado y aceptado en congresos nacionales o internacionales. Asimismo, estos estudios han llegado al público en general y, más concretamente, al inversor medio – que no deja de ser el motor de la economía – en un lenguaje sencillo dentro de la complejidad que supone hablar de lo económico y, en especial, de los bienes tangibles de colección desde la óptica inversora.

Evidentemente, son ustedes los que tienen que juzgar si este objetivo se ha conseguido o no. Por nuestra parte, seguiremos dentro de la revista “Coleccionismo&Inversión” dando a conocer todas las nuevas investigaciones y estudios que se realicen, para que dispongan de toda la información posible y la consideren dentro de la diversificación de su patrimonio como un mercado más con una infinidad de posibilidades de relevante interés a la hora de obtener esas revalorizaciones o plusvalías que genera.

Hecha la referencia de la complejidad de este mercado, lo primero será delimitarlo para saber perfectamente dónde nos movemos, pero antes ha de quedar claro otro concepto que puede dar lugar a confusiones.

Muchas de las informaciones que nos llegan al aproximarnos al mercado de los bienes tangibles de colección las obtenemos generalmente a través de la prensa, de los manuales de inversión o de algún conocido. Y suelen referirse a esta tipología como “inversiones alternativas”. Habría que puntualizar que no es alternativa de otras posibles inversiones, ya que dan a entender por alternativas todas aquellas que no sean puramente financieras, y éste es un paraguas que engloba a diversos mercados que no tienen que ver unos con otros a la hora de decidir dónde invertir nuestro excedente de dinero, patrimonio, etc. Una inversión no financiera significa invertir, por ejemplo, en el mercado inmobiliario (ya sean pisos, locales, fincas, parcelas...), en una franquicia para establecer un negocio, o en el mercado de maderas nobles. Mercados distintos al de los bienes tangiblesde colección. Por otra parte, tampoco es adecuado el concepto de “inversión sustitutiva”, ya que estas inversiones no se sustituyen entre ellas. Al contrario. Se complementan y es lógico. Al igual que diversificamos nuestra cartera de acciones o nuestras inversiones financieras en distintas entidades, lo lógico es diversificar también nuestro patrimonio.

Aclarados estos términos, introduzcamos el concepto de “bien tangible”, fundamentalmente para saber interpretar la información que nos llega y poder tomar decisiones que creamos más convenientes. Este concepto diferencia sustancialmente dos grandes mercados que, a simple vista, no tiene nada que ver – en la realidad mucho -, pero cuyas consecuencias (la obtención de rentabilidades en uno de ellos y la generación de plusvalías o revalorizaciones en el otro) son las mismas. O sea, incrementan el patrimonio o capacidad de ahorro. Optimizan nuestros recursos.

Estos mercados son:

  • Por una parte, el mercado de los intangibles, que representan derechos legales sobre rendimientos futuros. Para que entendernos, es el mercado financiero.
  • Por otra, tendríamos el mercado de los tangibles, que dependen de unas propiedades físicas particulares.

Estos son los que referimos, pero no a todos, objetivo de este artículo.

Para situarnos, todavía más, expliquemos el concepto de “bien tangible”, que podemos definir así:

Bien: denominación genérica que se da a todas las cosas que suministran alguna utilidad o beneficio.

Tangible: dícese de las cosas que pueden tocarse; la tangibilidad es la característica que mejor explica la realidad física.

Las ventajas de su inversión

Todos los bienes tangibles implican un beneficio o utilidad y expresan una realidad física. Serían, como ejemplo, edificios, tierras, maquinaria, oro, plata... también la filatelia, la numismática o la joyería. Todos son bienes y estamos hablando de objetos, propiedades. Bienes materiales que son poseídos y que una persona puede mantener en su poder el tiempo que desee sin limitación de fecha. Llegados a este punto, pasemos a desarrollar el concepto y el mercado que nos interesa, que no es otro que el de los bienes tangibles de colección. Sin duda, este mercado procede de otro más amplio que, como hemos dicho anteriormente, es el de los bienes tangibles. Ejemplifiquemos: comprar un kilo es invertir en bienes tangibles, y éste genera un beneficio o pérdida dependiendo del precio del oro en el mercado. Pero también podemos comprar monedas de oro cuya cantidad pese también un kilo. Deberían valer lo mismo, al fin y al cabo no deja de ser un kilo de oro y, sin embargo, es completamente distinto, tanto que estamos hablando de otro mercado. En el caso de las monedas de oro tienen un valor añadido que es el de la moneda (numismática), es decir, el del coleccionismo.

Cuando hablamos de bienes tangibles decolección, estamos hablando de todos aquellos objetos que por su peculiar singularidad, es decir, su carácter único y escaso, su mérito artístico, su consonancia con las tendencias y gusto social, su antigüedad... van aumentando paulatinamente su valor a través del tiempo, como el arte, la filatelia, la numismática, la bibliofilia o los documentos antiguos.

Como podemos comprobar en la definición los bienes tangibles de colección conforman un mercado diferente al de los bienes tangibles y esa diferencia la marca el coleccionismo, que otorga un valor y estabilidad superior al de bien tangible “puro”. Este coleccionismo implica una satisfacción personal que nos proporciona, mientras están en nuestro poder, placer y disfrute estético. En el coleccionismo, existe un elemento lúdico de diversión e intercambio, un elemento que pretende llenar el tiempo libre, un factor de trabajo responsable y un elemento económico, ya que toda colección tiene un valor en sí misma.

El tema del coleccionismo ha servido como base para realizar negocios basados en este tipo de bienes. Esa faceta del comportamiento humano ha sido estudiada, no sólo desde el punto de vista psicológico, sino también mercantil.

De esta forma, los bienes de colección pueden ser utilizados como soporte material de un proceso inversor, el cual se caracteriza por generar unas plusvalías (generalmente más elevadas que las del mercado financiero), eso sí, en el medio y en el largo plazo.

Después el ahorro o la inversión en bienes tangibles consiste en convertir estos objetos en activos de inversión con garantías de altas y constantes revalorizaciones o plusvalías con total liquidez. Este tipo de productos constituye una magnífica opción de diversificación de otros productos financieros. Además, el hecho de invertir en ellos, aporta un valor añadido y una satisfacción personal que se encuentra en otras inversiones, como es invertir en cultura. Por otra parte, en estos últimos años las inversiones típicas financieras han variado con una gran volatilidad (vaivenes), es decir, las familias no pueden tomar medidas y preparar su cartera y patrimonio en función precisamente de esa volatilidad o vaivenes que se producen en el mercado.

Pero, debido al buen comportamiento de dicho sector, tanto en crecimiento como en generación de plusvalías y revalorizaciones, han surgido una serie de empresas, que bajo el manto de invertir en bienes tangibles de colección, se adhieren a este sector. Pero, ni son empresas, ni su finalidad es generar plusvalías para los clientes, sino otra muy distinta. Por ello, una vez que se ha decidido entrar en este mercado o invertir en él, se debe contactar con ASECI (Asociación de Empresas de Coleccionismo e Inversión) para cerciorarse si la empresa seleccionada está dentro de esta asociación. Si no lo estuviese, olvídese de ella. Simplemente es un consejo.

 

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